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Investigadora en el Instituto de Estudios Medievales y Renacentistas de la Universidad de Salamanca y en el Centro de Estudios Clásicos y Humanísticos de la Universidad de Coimbra. Doctora en filosofía por la Universidad de Salamanca (Febrero de 2008). Autora de cinco libros: "Una revolución hacia la nada" (2012), "Don Quijote de la Mancha: literatura, filosofía y política" (2012) "Destino y Libertad en la tragedia griega" (2008), "Contra la teoría literaria feminista" (2007) y "El mito de Prometeo en Hesíodo, Esquilo y Platón: tres imágenes de la Grecia antigua" (2006). Ha publicado varios trabajos en revistas académicas sobre asuntos de literatura, filosofía y teoría literaria. En su carrera investigadora ha trabajado y estudiado en las universidades de Oviedo, Salamanca y Oxford. Fundamentalmente se ha especializado en la identificación y el análisis de las Ideas filosóficas presentes en la obra de numerosos clásicos de la literatura universal, con especial atención a la literatura de la antigüedad greco-latina y la literatura española.

No es que esto sea Ítaca, pero verás que es agradable

No es que esto sea Ítaca, pero verás que es agradable

Si amas la literatura y adoras la filosofía, éste puede ser un buen lugar para atracar mientras navegas por la red.
Aquí encontrarás acercamientos críticos de naturaleza filosófica a autores clásicos, ya sean antiguos, modernos o contemporáneos; críticas apasionadas de las corrientes más "totales" del momento: desde la moda de los estudios culturales hasta los intocables estudios "de género" o feministas; investigaciones estrictamente filosóficas sobre diversas Ideas fundamentales y muchas cosas más. Puede que hasta os echéis unas risas, cortesía de algún autor posmoderno.
Ante todo, encontraréis coherencia, pasión, sinceridad y honestidad, antes que corrección política, retóricas complacientes y cinismos e hipocresías de toda clase y condición, pero siempre muy bien disimuladas.
También tenemos la ventaja de que, como el "mercado" suele pasar de estos temas, nos vengamos de él hablando de algunos autores con los que se equivocó, muchísimos, ya que, en su momento, conocieron el fracaso literario o filosófico y el rechazo social en toda su crudeza; y lo conocieron, entre otras cosas, porque fueron autores muy valientes (son los que más merecen la pena). Se merecen, en consecuencia, el homenaje de ser rehabilitados en todo lo que tuvieron de transgresor, algo que, sorprendentemente, en la mayoría de los casos, sigue vigente en la actualidad.
En definitiva, lo que se ofrece aquí es el sitio de alguien que vive para la filosofía y la literatura (aunque, sobre todo en el caso de la filosofía, se haga realmente duro el vivir de ellas) y que desea tratar de ellas con respeto y rigor, pero sin perder la gracia, porque creo que se lo debemos, y si hay algo que una ha aprendido de los griegos es, sin duda, que se debe ser siempre agradecido.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Historia e intersubjetividad en Husserl III

El panorama es, pues, muy diferente en La crisis. La historia, según Husserl, no es una mera sucesión causal de hechos, sino que se trata de una investigación que afecta a nuestra propia constitución interna. No debemos olvidar que somos el resultado de un devenir histórico-espiritual. Con este tipo de declaraciones es obvio que Husserl está dejando de lado a Kant para aproximarse bastante al historicismo decimonónico de cuño hegeliano (para éste la razón histórica por excelencia sería el progreso de la libertad). Hay que lograr una comprensión crítica de la totalidad de nuestra historia, que posee una unidad intrínseca que ya estaba patente en el impulso, en el objetivo que le dio comienzo (también recuerda algo a Spengler), comienzo que hay que poner en Grecia y en el nacimiento de la filosofía en aquella civilización. He aquí la tarea de los filósofos, hijos de esa tradición que comenzó y tomó forma en Grecia. Se trata de una investigación que nos ayude a ver de nuevo claramente los principios que estaban en el comienzo de Europa, para criticarlos, redefinirlos y darles de nuevo la vitalidad de sus comienzos, teniendo muy en cuenta los sucesivos fracasos. Además la cuestión es una cuestión de voluntad, Europa no sólo consiste en un determinado proyecto sino que en su seno se encuentra la voluntad de llevarlo a término. Esta tarea tiene fundamental importancia para el filósofo que debe releer y dialogar con toda su tradición para darle de nuevo vigencia y sentido, no hay que olvidar que la tarea de la filosofía es conjunta, esto es, como una especie de diálogo con los antecesores y de las generaciones futuras con las actuales.

Tal autocomprensión histórica tiene como objeto el servir a la decisión posterior, decisión de la voluntad de ser fiel a lo que ella misma es y continuar con la tarea que la reflexión histórica nos ha revelado como propia.

Todo esto no deja de recordarnos las palabras con las que Hegel nos introduce a su Fenomenología del espíritu:

«No concibe la diversidad de los sistemas filosóficos como el desarrollo progresivo de la verdad, sino que sólo ve en la diversidad la contradicción. El capullo desaparece al abrirse la flor, y podría decirse que aquél es refutado por ésta; del mismo modo que el fruto hace aparecer la flor como un falso ser allí de la planta, mostrándose como la verdad de ésta en vez de aquélla. Estas formas no sólo se distinguen entre sí, sino que se eliminan las unas a las otras como incompatibles. Pero, en su fluir, constituyen al mismo tiempo otros tantos momentos de una unidad orgánica, en la que, lejos de contradecirse, son todos igualmente necesarios, y esta igual necesidad es cabalmente la que constituye la vida del todo» (pág. 8 del Prólogo a la Fenomenología del espíritu de Hegel).

Comparar el citado texto con este texto de Husserl:

«Esto permite ver claramente que la verdad única de una «consideración teleológica de la historia» de este tipo jamás puede ser decisivamente refutada mediante citas documentales de «autotestimonios» de los filósofos del pasado; es una verdad, en efecto, que sólo se muestra en la evidencia de una visión crítica de conjunto que permite vislumbrar tras de los «hechos históricos» de las teorías filosóficas documentadas y de su aparente contra- y yuxtaposición, una armonía final llena de sentido» (pág. 76 de la Crisis de las ciencias europeas ...).

Este nuevo tipo de análisis histórico será el que use Husserl para esclarecer cuál es la crisis que atraviesan las ciencias de la Europa de su tiempo. El diagnóstico no puede ser más claro, tras retrotraerse al comienzo de las ciencias éste llegará a la conclusión de que el problema es que han perdido de vista los que las fundamentaba y daba sentido: el mundo de la vida. Ahora se han convertido en puros juegos formales con reglas muy concretas pero que nada tienen que decir al hombre acerca de su vida práctica y mundana. Por ejemplo, la geometría parece haberse olvidado por completo de su nacimiento: las técnicas de medición de campos, la agrimensura.

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